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¿Alguna vez te has parado a pensar en lo importante que es la leche para mantenernos bien hidratados?

El agua es la bebida por excelencia para mantener la hidratación, por supuesto, pero lo cierto es que la leche también juega un papel muy importante en este aspecto, en especial -como te contaremos enseguida- en el caso de las personas que practican deporte con regularidad.

La leche tiene un alto contenido de agua, pero además es rica en nutrientes esenciales, lo que la convierte en una bebida que contribuye no solo a mantenernos bien hidratados, sino también a nuestra salud y bienestar.

 

¿Solo el agua nos hidrata? Cómo contribuye la leche a mantenernos bien hidratados

Cuando se trata de reponer líquidos, el agua es, naturalmente, la primera opción que se nos viene a la cabeza. Pero no es la única: como decimos, la leche, que está compuesta de agua en un 85 – 90%, es una alternativa saludable y muy completa, y especialmente interesante para las personas que busquen una opción de hidratación que ofrezca algo más que líquido.

Y es que lo que diferencia a la leche del agua es su composición única.

Además de agua, la leche contiene electrolitos como el sodio y el potasio, esenciales para mantener el equilibrio de fluidos en el cuerpo y para un buen funcionamiento de los músculos y el corazón.

La leche también tiene un alto contenido de proteínas de calidad, calcio y carbohidratos, lo que contribuye a la recuperación muscular y energética. Así, la rehidratación tras haber hecho ejercicio o cuando hace mucho calor es más completa.

De hecho, un estudio publicado en el American Journal of Clinical Nutrition indicó que las bebidas con electrolitos y nutrientes, como la leche, proporcionan una hidratación más efectiva que el agua y las bebidas isotónicas.

 

Los beneficios de la leche para rehidratarse tras el deporte

Según indica la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, un adulto sano necesita entre 2 (en el caso de las mujeres) y 2,5 l (hombres) de agua al día. Para mujeres embarazadas y lactantes, las cantidades ascienden a 2,3 y 3 l diarios, respectivamente. Hay que tener en cuenta, eso sí, que estas cantidades incluyen también la hidratación que recibimos a través de la ingesta de alimentos.

Es solo una media, y las necesidades reales pueden variar en función de la edad, el estado de salud, la temperatura ambiental y, por supuesto, el nivel de actividad física. Al practicar deporte, la necesidad de hidratación es incluso mayor.

Además, no hay que olvidar que el ejercicio físico hace que perdamos no solo agua, sino también todas esas sustancias, como los minerales, que precisamente podemos encontrar en la leche.

Y no solo eso. Un experimento realizado en la Escuela de Ciencias del Deporte y del Ejercicio de la Universidad de Loughborough (Reino Unido) demostró que la pérdida de orina en deportistas era menor cuando bebían leche que cuando bebían agua o bebidas isotónicas. El resultado era una mejor retención de líquidos y una rehidratación más efectiva tras el esfuerzo.

La leche también puede ser una excelente aliada para mantenernos hidratados en períodos estivales, incluso aunque no hagamos ejercicio, debido, de nuevo, a todas las sustancias que perdemos en grandes cantidades a través del exceso de sudoración.

Por cierto: tanto después del ejercicio como cuando las temperaturas son muy altas, los colectivos más vulnerables o con circunstancias especiales -mujeres embarazadas y lactantes, personas mayores y niños y niñas- son también los que más pueden beneficiarse del poder rehidratante de la leche.

 

Con leche o con agua, recuerda: estar hidratado es fundamental

Todo esto no significa que se deba beber leche exclusivamente para hidratarse, sino que alternar leche y agua, sobre todo en los contextos en los que mayor necesidad hay de hidratación, puede ser la mejor opción. Según la Fundación Española de la Nutrición, solo dos raciones de lácteos diarias pueden llegar a aportar un 25% de la hidratación que necesitamos.

La leche, en cualquier caso, es un componente indispensable de una dieta equilibrada y su aporte de calcio, vitaminas, proteínas y minerales es insustituible.

Pero lo más importante es recordar que la hidratación, dentro de las necesidades específicas de cada persona, es clave para mantener una buena salud. Resulta fundamental asegurarse de que el cuerpo -que está compuesto por agua en un 60%- recibe los líquidos y nutrientes que necesita para funcionar, en especial cuando le exigimos que trabaje más de lo habitual.

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