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Hay diferentes decisiones que te cambian la vida, cómo la de Valentín Novales, que con tan solo 10 años ya apostaba por el trabajo en el campo, ayudando en el caserío familiar a diferentes tareas. A esta corta edad ya ordeñaba vacas a mano o realizaba labores de campo. Su compromiso y buen hacer, le ha convertido 53 años después en el presidente de nuestra cooperativa Kaiku. Hoy, va a contarnos un poco más acerca de su trabajo.

¿Qué consejo le darías a una persona joven que quiere dedicarse a la ganadería? 

Mucha paciencia y mucha tenacidad. No tiene que desmoralizarse a pesar de que la vida sea muy dura, ya que al final conseguirá unos resultados personales que le merecerán la pena. Para que el camino sea un poco más fácil, le recomendaría que se asociara a un proyecto robusto como es Kaiku y se integrarse en explotaciones bien dimensionadas para tener una calidad de vida aceptable. 

¿Por qué es tan importante asociarse en una cooperativa como Kaiku?

Kaiku en particular es una cooperativa en la que hay mucha solidaridad entre los ganaderos, tanto si tiene 30 o  500 vacas.  Gracias a esta unión, conseguimos ayudarnos entre nosotros y cubrir todos los gastos que se puedan generar.  

 Además, gracias al compromiso que tenemos, llevamos a cabo una labor social no solo por conservar el medio ambiente, sino también por la supervivencia del sector. Para ello, Kaiku acoge a todas las ganaderías, incluso las no tan rentables por tener menos animales o estar en punto más alejados, consiguiendo así que no haya leche que se desperdicie y consiguiendo la supervivencia de todo tipo de explotaciones.

En términos económicos, ¿beneficia también a los ganaderos?

La venta conjunta de la leche es importante y al tener industria participada, también consigue mejores precios para el ganadero. Lo que permite a los trabajadores que sus esfuerzos se vean recompensados no solo en una práctica más sostenible para el medio ambiente, sino también para su economía y su estilo de vida. 

Además, no solo nos beneficia a nosotros directamente, sino también al resto de la población, ya que contribuye a hacer frente al problema de la Euskadi Vacía. En Araba en concreto, de Kaiku somos unas 80 familias las que nos dedicamos a la ganadería y entre todos producimos alrededor del 80% del total de la leche que se produce en la provincia.  Por eso nuestra leche, nuestra marca, es de cercanía. Proviene de vacas que viven en Araba y que se alimentan de hierba de nuestros pastos y cereales, que nosotros mismos cultivamos. 

¿Qué es lo que más influye a la hora de obtener una leche de máxima calidad?

Para conseguir una leche de máxima calidad con buenos niveles de grasa y proteína, se deben tener en cuenta dos factores: un buen trato a los animales y una buena alimentación. Por eso, nuestras vacas se alimentan de forma 100% natural, nos aseguramos de que se les ordeñe en los momentos oportunos y cuidamos y respetamos su salud y sus ciclos. 

Gracias a que en Kaiku cumplimos estas medidas, hemos obtenido el certificado de Bienestar Animal de Aenor, lo que significa que prestamos especial atención a este tema y que pasamos rigurosos controles de calidad.