¿La ganadería es un trabajo de las generaciones pasadas? ¿Es difícil seguir con este negocio a día de hoy? ¿Por qué es importante una buena gestión de las explotaciones ganaderas? Eneritz Uriarte, ganadera de la cooperativa Kaiku en Aramaio, nos cuenta cómo es su vida en este sector. A pesar de sus 38 años, lleva 19 dedicándose a la ganadería de forma profesional, ya que tras finalizar sus estudios en Química Ambiental, comenzó su carrera profesional en la empresa familiar, Behialde, una de las ganaderías de la cooperativa Kaiku en Álava.
¿Cómo supiste que querías dedicarte a la ganadería?
Porque es algo que conocía desde siempre. Siempre me ha gustado la naturaleza y el medio ambiente y dedicándome a la ganadería podía juntarlo todo dedicándome a algo que realmente me gusta. A pesar de que es un trabajo muy sacrificado, ya que tenemos jornadas de entre 8 y 12 horas diarias, dependiendo del día y de la temporada, los resultados son muy gratificantes. Tanto si te dedicas a los cultivos o al ensilado del forraje, como si estás al cuidado del animal, como es mi caso.
¿Consideras que el trabajo en las explotaciones ganaderas tiene un buen futuro?
Es un sector complicado pero esencial, ya que la leche es un alimento básico en nuestra dieta. A pesar de eso, cada vez es más difícil encontrar a personas que quieran dedicarse a este mundo. No solo porque resulta casi imposible que alguien pueda hacerlo desde cero si no tiene un contacto previo con el sector, debido a la inversión en terrenos, animales, maquinaria… Sino porque además cada vez hay más normativas, papeleos y burocracia que no facilitan que la gente pueda trabajar.
Esto hace que la mayoría de las explotaciones sean familiares y cada vez menos gente quiere dedicarse de forma profesional a la ganadería, lo cual pone en peligro el futuro del sector.
Pero gracias a ser socios de Kaiku, conseguimos una seguridad y unas ventajas para el ganadero que de otra forma sería casi imposible alcanzar. Ya que este proyecto cooperativo nos da la oportunidad a todos los ganaderos, sin importar la cantidad de leche que produzca o de dónde tenga ubicada su explotación.
¿Qué es lo que marca la diferencia a la hora de conseguir una leche de máxima calidad?
Lo que más influye en la calidad de la leche es el bienestar de las vacas. Esto en Kaiku es una prioridad y está certificado por Aenor. Que sus camas estén limpias y bien cuidadas, que no vivan en un entorno húmedo, que la temperatura sea la adecuada… la limpieza también es muy importante: los cubículos han de estar limpios y es vital que el cuidado del ordeño sea máximo, es decir, que se haga una buena desinfección tanto antes como después de ordeñar. Además, nuestras vacas se alimentan de forma 100% natural y procuramos alternarles los prados cuando salen a pastar al aire libre.
Por otra parte, hemos incorporado tecnología a nuestra explotación que nos facilita hacer los seguimiento de todas las vacas de forma que nos posibilita detectar rápidamente sus necesidades, si están en celo, su situación reproductiva… El control es exhaustivo y tenemos un conocimiento preciso del estado de salud y bienestar de cada una de ellas. Esto no solo profesionaliza nuestra actividad, sino que además nos permite tener un conocimiento completo de lo que pasa en nuestra granja a tiempo real.
No solo el bienestar de nuestras vacas lo hace posible, sino que también, gracias a que la leche en Kaiku se recoge a diario, y que recorre muy pocos kilómetros hasta la planta de envasado,hace que llegue todas sus propiedades y que el producto final sea de una gran calidad.
¿Qué hacéis en Behialde a favor del medio ambiente?
En Kaiku, la sostenibilidad es un pilar fundamental, y eso quiere decir que no solo cumplimos con unas normativas muy estrictas en temas medioambientales y de bienestar, sino que también hacemos una gran labor de mantenimiento del entorno.
La labor de una ganadería es fundamental para mantener el entorno tal y como lo conocemos. Ya que si desapareciese, los campos y los paisajes de nuestra tierra no estarían como los conocemos hoy. Si las vacas no saliesen a pastar, los campos, los bosques y los montes serían unos zarzales incontrolables y el control del entorno sería inviable. El cuidado de los campos también hace que se reduzca el peligro de que se formen incendios. Por lo tanto, las explotaciones ganaderas al aire libre, como las que forman parte de Kaiku, conseguimos un bienestar para nuestros animales y para el entorno.
¿La pandemia ha afectado de alguna forma al día a día de Behialde?
La pandemia ha afectado sobre todo a la forma de trabajar. Aparte del uso de mascarillas, del lavado más frecuente de manos, de las distancias de seguridad… hemos tenido que cambiar la forma de relacionarnos durante las jornadas de trabajo para evitar que pudiéramos contagiarnos unos a otros. El objetivo es evitar que todos enfermáramos a la vez o que todos tuviéramos que confinarnos a la vez, ya que en ese caso nadie podría cuidar de las vacas.