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¡Seguro que conoces la leyenda del señor del bosque! Más conocido como Basajaun. En la mitología vasca se conoce a este “genio” como un personaje que cuya descripción y atributos son similares a los humanos pero de gran tamaño y abundante pelo que le cubre todo el cuerpo. Uno de sus pies es de forma humana, pero el otro tiene planta circular, como una gran pezuña.

Según narra la leyenda, se le conoce como protector de los rebaños, ya que a través de los silbidos avisaba a los animales de la llegada de tormentas o de la presencia de lobos. ¿Cómo avisaba a los pastores? El Basajaun hacía sonar al unísono los cencerros de los rebaños, así los pastores sabían que esa noche el Basajaun protegería a su ganado. A cambio, sólo pedía un trozo de pan, que recogería cuando el pastor no estuviera acompañando al rebaño.

El Basajaun vive en los frondosos bosques, y algunas historias también le han otorgado una compañera, su esposa Basandere. Se dice que fue el primer agricultor y herrero, y se le atribuyen varios inventos que mejoraron la vida del hombre.

¿Cómo llegaron estos inventos a implantarse en la vida de los campesinos? Gracias a un joven, conocido como San Martinico, que con astucia consiguió los secretos del Señor del Bosque y los extendió por la cultura de los humanos.

Para conseguir el trigo, San Martinico fue a visitar al Basajaun y lo retó a saltar unos montones de trigo que tenía en su cueva. El Basajaun saltó sin problema y no tocó el montón de trigo, pero San Martinico no lo logró y cayó en el montón, logrando que sus abarcas se llenaran de trigo. De esta forma, consiguió la semilla de este preciado grano.

Pero a pesar de haber conseguido el grano, no conocía cómo cultivarlo, por lo que San Martinico volvió a la cueva del Basajaun y lo escuchó cantando esta canción “Si los hombres supieran esta canción, bien se aprovecharían de ella: Al brotar la hoja siémbrese el maíz, al caer la hoja siémbrese el trigo y por San Lorenzo siémbrese el nabo” y de esta forma supieron cómo hacerlo.

San Martinico también se las ingenió para saber cómo fabricar la sierra. Para descubrirlo envío a un criado que propagó el rumor de que su señor sabía fabricarla. Cuando el Basajaun se enteró, fue a preguntar al criado: – ¿Acaso tu señor ha visto la hoja del castaño? A lo que el criado contestó: – No la ha visto pero la verá.

Fue entonces cuando Martinico se inspiró en la hoja de castaño para fabricar la sierra. Cuando el Basajaun fue a comprobar si de verdad era cierto, se enfureció y trató de inutilizarla doblando los dientes, pero sin saberlo, la mejoró.

El joven no se conformó y quiso conocer los secretos de la soldadura y siguiendo la misma táctica que con la sierra, un pregonero anunció que Martinico había logrado soldar dos piezas de metal. El Basajaun entonces le preguntó: -¿Cómo lo hizo, acaso roció con agua arcillosa ambas piezas?, a lo que el pregonero contestó: -No lo hizo pero lo hará.

Por último, el Basajaun cayó de nuevo en las trampas de Martinico. La misma historia se volvió a repetir. San Martinico contaba con un molino de roble que no aguantaba mucho al contrario que el del Señor del Bosque, y anunció que su molino funcionaba perfectamente. Entonces el Basajaun dijo: “Eso quiere decir que le ha puesto un eje de aliso” a lo que el pregonero respondió “aún no, pero se lo pondrá.”

Y así fue como gracias a los conocimientos del Basajaun y la audacia de este joven, los campesinos incorporaron estas técnicas a sus labores diarias.

¿Conocías la Leyenda del Basajaun? ¿O alguna otra versión? ¡Estaremos encantados de escucharla!