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Seguramente hayas visto muchos lauburus a lo largo de tu vida, ya sea como decoración, en etiquetas o incluso en colgantes, pero, ¿conoces cuál es realmente el origen de este símbolo? 

El lauburu, también conocido como tetrasquel, tetraskel, cuatrefuellas o cruces religadas, es hoy en día uno de los símbolos más característicos de la identidad vasca, formado por una cruz curvilínea, con cuatro brazos en forma de coma. A pesar de lo que muchos podáis pensar, esta representación no es muy antigua en el tiempo y tiene una historia confusa, aunque sí se ha demostrado que su origen está compartido con el de otras culturas. Es que existen símbolos similares alrededor de todo el planeta,  desde oriente hasta las islas del Pacífico pasando por el Tibet, y en gran parte de Europa como Finlandia, Austria, Francia, Alemania, Portugal o Estados Unidos. Las primeras apariciones conocidas de estas cruces  se remontan a la pintura rupestre y a algunos objetos de la Edad del Bronce.

Algunas estudios creen que nuestro lauburu es una variación de las esvástica o la cruz griega, ¿pero qué se sabe de esto? De ser una variedad de la esvástica, el lauburu sería por tanto muy antiguo y compartiría con ella todo el aura de misterio que envuelve los orígenes de la cruz gamada, aunque no se ha encontrado dicho símbolo en Euskal Herria. Sin embargo, el lauburu tal y como lo conocemos hoy en día es una figura datada con seguridad en el siglo XVII, aunque pudo haber existido algún ejemplo, hoy desaparecido, a finales del XVI. Durante todo este periodo se ha utilizado como  un motivo ornamental, presente en el arte popular vasco (edificios, muebles, tumbas, etc.). 

Después de conocer un poco más acerca de este símbolo, seguro que ahora te estás haciendo la gran pregunta “¿qué representa?”. Pues bien, el lauburu, cuatro cabezas según su traducción, es una manifestación del sol. Mientras los brazos verticales representan la feminidad en su expresión perceptiva y emocional, así como el agua y el fuego; los brazos horizontales representan la masculinidad en su expresión física y mental, así como los elementos de la tierra y el aire. En la antigüedad, este símbolo era empleado en los lugares relacionados con el fuego sagrado, con la llama primitiva y la energía creadora. Por tanto, era usado como un amuleto por los pastores para proteger a sus animales y a sí mismos contra los lobos. Hoy en día ha perdido ese uso y se utiliza principalmente como ornamentación y representación de la identidad euskaldun desde una visión cultural, no política.

¿Conocías la historia de este símbolo tan nuestro? ¿Tienes alguno de decoración en tu casa? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!