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Cada vez son más los niños que pasan su tiempo jugando solos y en sus casas, sin incluso llegar a conocer los juegos tradicionales de los que sus padres, tíos o abuelos han disfrutado durante toda su infancia. ¿No crees que las vacaciones de Navidad son un buen momento para que tus hijos empiecen a cambiar sus hábitos de entretenimiento y empiecen a disfrutar de los juegos de toda la vida? ¡Además, aprovecha para pasarlo igual de bien que como lo hacías hace unos cuantos años!

 

¿Te acuerdas de la sokatira, verdad?

 

Ese juego en el que había dos grupos con el mismo número de participantes, uno a cada lado de la soka o cuerda. En cada lado de la soga, y antes de donde se colocan los integrantes del equipo, debe haber un pañuelo atado. En el suelo, tiene que haber una línea pintada con tiza que señale la mitad del campo. 

 

¡1, 2 y…3! Ambos grupos empiezan a tirar para su lado, hasta que el banderín del equipo perdedor, rebasa la línea central. En ese momento, la partida ha finalizado. 

 

Y… ¿el juego de la araña?

 

Ese sencillo y divertido juego con el que hemos pasado horas y horas jugando con nuestros amigos en el patio del recreo. 

 

Todos los jugadores debían colocarse en un lado del campo. A la cuenta de tres debían rebasar una línea imaginaria por la que se movía “la araña” de forma horizontal hasta llegar al otro lado. Cada uno de los participantes pillados, debía unirse a la tela de araña agarrados de la mano, es decir,  al jugador del medio.  A partir de ese momento jugaban unidos, con el fin de pillar al resto de compañeros. 

 

¡El último que quedaba sin ser atrapado era el ganador de la partida mientras que el resto pasaban a ser presas de la tela de araña!

 

Pero nuestro favorito siempre ha sido… ¡A la zapatilla por detrás!

 

¡A la zapatilla por detrás, tris-tras, ni la ves ni la verás, tris-tras…! ¿Vosotros también tenéis ahora la canción en la mente, eh?

 

¿Os acordáis cómo se jugaba? Todos os tenéis que sentar en un corro y taparos los ojos. Menos uno, el dueño de la zapatilla, que es el encargado de girar en torno al resto mientras cantáis al unísono la canción. Al terminar de cantar, todos debéis mirar detrás de vosotros, ya que uno tendrá la zapatilla que ha dejado “el que se la quedaba”. El que tiene el zapato en su espalda debe levantarse rápido y correr para intentar pillar al que le ha desafiado dejándole la zapatilla. Este tiene que intentar llegar al sitio del otro antes de ser capturado. 

 

La persona que se quedaba sin sitio en el círculo, es ahora el encargado de comprometer a otro de sus compañeros dejándole el zapato. 

 

¿Buenísimos recuerdos, verdad? ¡Es hora de que le enseñes a los más pequeños de la casa estos juegos y muchos más para que ellos también disfruten de los rayos de sol que a veces podemos disfrutar durante estos días de vacaciones navideñas! ¡Cuéntanos en los comentarios cuál era tu juego infantil favorito!

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