Hoy nos dirigimos hasta la ganadería Armendekia, ubicada en Estarrona, a 7 Km de Vitoria. Este baserri está formado por 405 vacas, 200 hectáreas de terreno en las que cultivan el alimento para sus vacas y 3 socios. Aunque también tienen la ayuda de dos de sus hijos y tres operarios. Hoy conocemos a Yolanda, una de sus integrantes.
Yolanda, ¿cuánto tiempo llevas dedicándote a la ganadería?
Toda la vida. Aunque hace algunos años que creamos nuestra propia ganadería, provenimos de familias que toda la vida han tenido vacas, por lo que es algo que hemos visto y vivido desde pequeños. Esto ha hecho que la ganadería sea parte de nuestra vida y nos gustaría que también fuera la de nuestros hijos, aunque son muy jóvenes todavía.
¿Qué le dirías a la gente que quiere comenzar en el mundo de la ganadería?
A pesar de que el trabajo en una ganadería es duro, también es muy bonito. Poder trabajar al aire libre y gestionar tu propio tiempo es algo que valoro mucho. Hay que estar y es muy sacrificado, pero como la mayoría de trabajos como autónomo.
Gestionar el baserri va mucho más allá del cuidado de los animales. Por eso cada uno tiene sus tareas, y es necesario una buena coordinación para llegar a todo. Por ejemplo, yo me dedico sobre todo al trabajo administrativo y al ordeño. El tema de la burocracia me suele llevar una media de 2 horas diarias.
Jose Luis, mi marido, se dedica más a la gestión de las vacas, a atender a los veterinarios, a la preparación de la comida y a la agricultura. Cuando nuestros hijos pueden venir ayudar se centran sobre todo en los temas que requieren uso de maquinaria y tecnología.
Además, según la temporada, tenemos más trabajo. Los meses más duros son de abril a junio, porque aparte de atender a las vacas es la época dura de campo, en la que hay que sembrar. En septiembre y octubre se recoge el maíz y es necesario tener toda la maquinaria a punto.
Nos comentabas que cultivais el alimento de vuestras vacas, ¿cómo lo gestionáis?
Si, en su mayoría cultivamos nosotros todo el forraje: raigrass, bezas, cereal, maíz forrajero… Tenemos el ciclo bastante cerrado, por lo que lo que cultivamos lo utilizamos para hacer comida para nuestras vacas. Siempre hay que comprar algo, pero intentamos que sea lo mínimo posible y que sea de cercanía. Esto es parte de la filosofía que tenemos en Kaiku.
La alimentación de las vacas es un tema clave para obtener una leche de máxima calidad, por eso lo tenemos tanto en cuenta. Nosotros obtenemos una leche con valores muy altos en grasa y proteína, y eso se nota mucho en el resultado del producto final.
¿Creéis que la tecnología es necesaria en el sector ganadero? ¿Qué inversiones habéis realizado en la granja y cómo afectan al trabajo diario?
En nuestro caso, la tecnología nos es de gran ayuda, por eso hemos invertido en maquinaria para nuestra ganadería. Por ejemplo, tenemos una máquina que nos ayuda a mezclar el maíz, los cereales, etc. para las vacas, algo esencial para preparar los “4 menús” que tenemos y que adaptamos según las necesidades nutricionales que tenga cada grupo de vacas.
Además, nuestras instalaciones están adaptadas a las necesidades de los animales para proporcionar el máximo bienestar y confort a nuestras vacas. Por eso, hemos mejorado los materiales del suelo, hemos incluido camas para cuidar las patas, controlamos la temperatura, etc., con el fin de conseguir la mejor calidad del producto final.
Próximamente haremos otras inversiones para ir incorporando más tecnología que nos permita obtener la información de la granja a tiempo real y poder controlar todo desde el móvil. Así, mediante la sincronización de los collares de las vacas y nuestro programa informático, podemos hacer seguimiento de las rumias, los celos, etc.
La incorporación de la tecnología no solo nos permite controlar mejor todos los aspectos de la ganadería, sino que también anima a los jóvenes a que quieran involucrarse más en el negocio familiar.
¿Tomáis alguna medida específica en gestión medioambiental?
A pesar de lo que piensan algunas personas, las ganaderías tenemos un papel muy importante en el medioambiente, y es que al fin y al cabo, vivimos de nuestro entorno. Por eso, buscamos lo mejor para nuestros campos, evitando echar abono químico a las tierras sustituyéndolo por purín. Esto nos permite que la composición de la tierra sea más rica y natural, aparte de mucho más sostenible y saludable. Además, invertimos en maquinarias permitan que el purín se inyecte en las tierras y que de esa forma huela menos y moleste menos a la gente. Las normativas y auditorías de los temas medioambientales son muy estrictas y es importante que cumplamos con todo.